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La copia (1)

Según afirman Hugh Honour y John Fleming en su Historia del Arte, el concepto de copia (por oposición a la obra original) tiene su origen en el siglo I a.C. y coincide con la aparición de los primeros coleccionistas de arte romanos que deseaban poseer las obras de “viejos maestros” griegos y helenísticos. Aquellos que no podían permitirse pagar por originales encargaban copias para adornar sus casas.

La copia se convirtió en algo despreciable. El filósofo hispano-romano Séneca, por ejemplo, estableció una distinción entre “los artistas divinamente inspirados del pretérito y los artesanos copistas de su tiempo”.

Pero, en ocasiones, la copia genera una nueva obra de arte; para ello el autor toma como punto de partida su referente favorito: por ejemplo, el director de cine Martin Scorsese reconoció haberse inspirado en Centauros del Desierto (1956) de John Ford para crear al protagonista de Taxi Driver (1977): Robert de Niro sale cada noche, vengativo y solitario, en busca de lo que más odia, los proxenetas; en “Centauros”, John Wayne odia a los indios.

Sin embargo, hay una copia que parte de la ausencia de talento, de la desidia, de la falta de ética, de la no empatía con el copiado, de la prisa, del “todo vale”… Y la magia no se ha librado de esta lacra. Algunos de los más bellos carteles de ilusionistas de principios del siglo XX sirvieron de “inspiración” para sus coetáneos (mejor digamos que fueron descaradamente plagiados).

Un ejemplo es este póster de 1894 en el que Kellar anuncia su Perplexing Cabinet (La Cabina Espiritista: Un acto mágico que popularizaron los Hermanos Davenport y del que yo mismo hago una versión escénica “cómico-mágica”).

Basándose en el diseño de Kellar, sobre 1911, el por entonces muy famoso mago mental C.A. Newmann (Newmann the Great) imprime una versión para anunciar La Cabina Espiritista en su show.  Por si hubiese alguna duda sobre si este cartel se basó en el de Kellar o a la inversa, sólo basta recordar que en 1894 (fecha del cartel de Kellar) Newmann tenía 14 años.

Ya en 1926, Carter The Great publicita su espectáculo con una “copia” que tiene elementos de los dos anteriores. En éste, al menos, el mago que aparece sujetando la puerta del armario es él.

Y, sobre 1940, como escalón final de la evolución, The Mysterious Lawain plagia ya sin escrúpulos el cartel de Newmann; no podemos encontrar ninguna diferencia entre ambos excepto, por supuesto, el nombre.

Cartel de Newmann
Cartel de Carter
Cartel de Lawain

Eran otros tiempos…

Actualizado ( Viernes, 15 de Enero de 2010 19:24 )  

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