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Los océanos contienen el 75% de las especies que hay en toda la tierra. Y gran parte de ese porcentaje está aún por descubrir.

Esta gran biodiversidad hace que el mar incluya individuos de tamaño microscópico, como el plancton, o que en su interior habiten las especies más grandes conocidas, como la ballena azul. Desde los misterios de las profundidades abisales, hasta los moradores de las costas y playas, conocidos por todos, el mar está lleno de habitantes misteriosos y desconocidos. Unos de los más curiosos son los equinodermos, que como su nombre indica, tienen la “piel con espinas” (del griego ekhinos, "espina" y derma, "piel”).
A este grupo pertenecen animales tan diferentes entre sí como las estrellas, los erizos o los pepinos de mar. Pero siempre viven en agua salada, nunca dulce, porque son incapaces de regular la concentración de sales en su interior y evitar su pérdida (lo que se denomina osmorregulación).

Son animales especiales porque son simétricos de forma radial, como lo es la rueda de una bicicleta. Una estrella de mar, por ejemplo, tiene el cuerpo dividido en cinco regiones dispuestas alrededor del centro.
Además, para alimentar su misterio, no tienen cabeza, y carecen de corazón: el fluido que lleva los nutrientes por el cuerpo lo hace a través de un sistema de cavidades y vesículas, en un sistema circulatorio abierto (al contrario que el nuestro, que es cerrado).
Se desplazan mediante podios, una especie de pequeños pies que posibilitan un movimiento suave y lento.
Hay varias clases de equinodermos: los asteroideos, es decir, las estrellas de mar. Su dato más curioso es que tienen gran capacidad de regeneración: de un brazo arrancado puede crearse una nueva estrella, y a su vez la que se quedó con cuatro brazos, puede desarrollar el que le falta. Son muy sensibles a la calidad del agua, así es que, cuando las encontremos, podemos dar por seguro que ese lugar no está contaminado ni sucio. En nuestras costas podemos encontrar la típica estrella roja (Echinaster sepusitus)
Los ofiuroideos son parecidos a las estrellas de mar, pero los brazos son más delgados.
Los erizos de mar pertenecen a la clase equinoideos. Su excesiva presencia en algunas playas es síntoma de mala calidad del agua porque, mientras éstos no son muy exigentes en cuanto a limpieza del agua, sus depredadores naturales, las estrellas, sí que lo son.
Los pepinos de mar u holoturoideos viven en el fondo del mar y apenas se desplazan.
Por último, la clase crinoidea, o lirios de mar, se caracterizan por mantenerse fijos al suelo y su aspecto es parecido al de una anémona.

Hay más de 600 especies de lirios de mar en los océanos del mundo.
La estrella necesita aguas muy limpias para vivir.
Las espinas de ciertos erizos tropicales pueden medir hasta 20 cm y son venenosas.

Algunos pepinos de mar, como la espardeña, son comestibles.
Los ofiuras también tienen capacidad de regenerar miembros perdidos.
Es relativamente frecuente encontrarnos por las playas el esqueleto de un erizo.
Actualizado ( Miércoles, 04 de Noviembre de 2009 21:10 )  

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