Las algas se clasifican en varios grupos, entre ellas tres que atienden a los pigmentos que las forman: algas verdes (básicamente contienen clorofila), algas pardas (con xantofila) y algas rojas (ricas en ficoeritrina). Cada grupo contiene organismos formados por muchas células (pluricelulares) y otros formados por sólo una célula (unicelulares). Las algas son los vegetales del mar, es decir que la producción de oxígeno está supeditada a ellos, al igual que en tierra lo está a los árboles y demás plantas. Y además, como cualquier organismo marino, son muy sensibles a los pequeños cambios de las características del medio en que viven. Variaciones en la salinidad, luminosidad, temperatura, contaminación… pueden producir una proliferación descontrolada de algas. Generalmente, este gran crecimiento se produce con algas rojas, de ahí el nombre de Marea Roja, aunque es posible ver mareas de color verde, amarillo, pardo, o incluso, sin cambio de color, por lo que también se las conoce como Florecimientos Algales Nocivos (FAN). Estas mareas no pueden predecirse pero sí detectar a tiempo de evitar el consumo de especies posiblemente afectadas. Y de la misma forma que aparecen, al variar las condiciones que la hicieron surgir, pueden desaparecer de manera brusca. Pero a su paso, han dejado graves problemas ecológicos y económicos. Un fenómeno FAN afecta al ecosistema marino de varias formas. Por un lado, algunos microorganismos que forman la marea roja generan toxinas, y éstas pueden afectar seriamente a las especies filtradoras (como los mejillones) porque la acumulan en su organismo. Y por extensión a todos los que las consuman. Se están haciendo investigaciones en este sentido, y ya se ha obtenido un mejillón resistente a las mareas rojas. Por otro lado, la gran cantidad de microorganismos y algas del agua reduce los niveles de oxígeno de ésta, tanto porque los microorganismos aumentan su consumo de oxígeno, como porque la capa espesa que éstos forman impide que la luz llegue al mar, y por tanto pueda realizarse la fotosíntesis. Como consecuencia, todos los demás organismos se verán afectados. Económicamente, las mareas rojas también suponen pérdidas, especialmente para la acuicultura. Cuando la marea roja se detecta, se limitan las ventas de especies, porque un bivalvo que ya haya acumulado toxina de este tipo es difícil de detectar. Por eso se prohíbe su venta cuando una marea roja está afectando la zona. Además, muchos individuos mueren, y una vez pasado el peligro, muchas veces hay que volver a empezar desde el principio con la actividad de una batea o un tanque de cría. Afortunadamente, las mareas rojas no suceden muy a menudo, y los controles de calidad de los alimentos que consumimos son exhaustivos, por eso es importante no aventurarse a coger moluscos de las rocas por nuestra cuenta. |
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